Editorial

Uno de los grandes retos que enfrentan los gobiernos en el mundo es el combate a la corrupción, suele resistirse a todos los intentos por resolverlos, a veces pareciera creerse que es irresoluble y que es parte de nuestra normalidad, casi que es un rasgo cultural, una característica de los seres humanos y mucho más de los mexicanos.

A partir de este enfoque elaboramos intentos de solución a través de la educación, creemos que a través de ella la gente se dará cuenta de que la corrupción es mala y por lo tanto dejará de cometerla. No sucede, entonces se aplican las medidas reactivas hasta llegar a crear comisiones investigadoras y largos procesos, a veces todo termina emitiendo nuevos códigos de conducta, sanciones más severas, nuevas leyes y en ocasiones inversión de adicionales recursos económicos y humanos.

Los resultados son desalentadores y es quizás cuando se empieza a pensar que el enfoque está equivocado y quizás la corrupción sea el resultado de un sistema. El concebir este fenómeno de manera distinta nos permite intentar resolverlo con métodos diferentes y en lugar de comprometernos con acciones tendientes a cambiar al individuo orientamos las `posibilidades de modificar las estructuras que permiten y no inhiben estas conductas.

Ejemplo que sustenta esto, es que encontrarse en Estados Unidos no transforma las características morales de las personas, sino sus razones para actuar.

La corrupción es altamente compleja, existe la corrupción ocasional, aquella que se da por un descuido o por una oportunidad y del otro lado está la corrupción sistemática, esta última no solo es reiterada y habitual, sino que está coordinada, es decir se sustenta en una estructura humana organizada que se guía con ciertas reglas para ejecutarla. Es la más preocupante pues significa que el sistema de incentivos sociales y jurídicos de la sociedad, no están funcionando.

El combate a la corrupción ha sido abordado por los gobiernos modernos y se han dado grandes pasos en este sentido, en nuestro país, la Auditoría Superior de la Federación, el acceso a la transparencia, las evaluaciones de desempeño, los controles internos y la Fiscalía anticorrupción entre otros.

Indudablemente que se necesitan más acciones y lo primero es reconocer el problema como primer punto de partida, ver la corrupción como resultado de la naturaleza humana no ha dado los resultados suficientes y esperar que la educación rinda efectos en el futuro, tampoco.

El fenómeno es complejo y lo enfrentan todos los gobiernos del mundo, no hay país que se salve, la infinidad de causas y combinaciones la hacen posible, oportunidad, necesidad mal diseño institucional, ambigüedad normativa, exceso de regulación o ausencia de regulación, ciclos políticos etc. y aunque la democracia moderna es la mejor forma que hemos encontrado para organizarnos, no es infalible ni totalmente eficaz.

Hay además un efecto muy preocupante cuando la legitimidad de la democracia como régimen político se ve dañada, cuando los ciudadanos culpan al sistema democrático y dejan de creer en él y piensan incluso que sería mejor cambiar a un régimen autoritario, significa un verdadero retroceso que otros países ya han enfrentado.

El combate a la corrupción es tarea básica del Estado Mexicano, la gran tarea que asume el gobierno de México para la consolidación de la confianza y lograr la gran meta de reforzar una democracia exitosa a través de la capacidad de establecer estructuras y procesos eficaces para que todos las cumplan.

Privilegiar el bien común y el interés social son los grandes temas, con nuevas reglas, nuevos procesos que prometen ser una palanca de desarrollo. Modernización, avance, es lo que la sociedad mexicana espera en este presente cargado de futuro y de nuevos retos.