Editorial

A casi cien años de distancia de este memorable acontecimiento, La Luz del Mundo muestra con esta y las demás santas cenas que se están efectuando en diversas regiones de México y el mundo, que es una Iglesia que crece a pesar de la adversidad.  

A partir del 5 de agosto se comenzaron a desarrollar las actividades espirituales correspondientes a la Santa Convocación 2025, que tendrá su momento culminante durante la celebración de la Santa Cena, la tarde-noche del 7 de agosto.

La bienvenida a los delegados de los estados de Coahuila, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas se llevó a cabo este 5 de agosto en un ambiente de alegría, paz y fraternidad en las instalaciones de Cintermex, el recinto más importante del norte de México, que cuenta con una ubicación privilegiada dentro del Parque Fundidora, “un espacio verde, cultural y de entretenimiento reconocido por su valor histórico y ambiental”. 

La Ceremonia Fraternal de Bienvenida fue presidida por el pastor evangelista Venancio Ortiz Esquivel, quien destacó la alegría de la multitud que atendió la invitación especial del Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García para conmemorar conforme al mandamiento bíblico la muerte de Cristo.

Al término del acto de Bienvenida, los miles de hermanos de La Luz del Mundo congregados en uno se fundieron mutuamente en un abrazo fraterno que se alargó por unos instantes, experimentando cada uno de ellos las bendiciones prometidas por Dios.

Simultáneamente, diversos coros de los estados invitados engrandecieron con cánticos de alabanza a Dios por el encuentro espiritual que les permite reforzar los lazos de amor que existen entre los miembros de la familia de la fe.

Los días 5, 6 y 7 de agosto se expondrán temas doctrinales orientados a la formación moral y espiritual de los integrantes de la Iglesia, una enseñanza que fortalecerá su fe y ánimos hasta la segunda venida de Cristo. 

La Santa Cena de La Luz del Mundo es una festividad que conmemora en un ambiente de paz, solemnidad y reflexión la muerte y resurrección de Jesucristo. En el desarrollo de la conmemoración los invitados participan del pan y el vino que representan el cuerpo y la sangre de Cristo para fortaleza de sus almas.