Editorial

Perspectiva: Ciencias Humanas

Por Redacción | lunes, 29 de diciembre de 2025

EMX-Perspectiva: Ciencias Humanas

Por Norma Bustamante


Producto de la revolución científica que inició en el siglo diecisiete, alimentada con todo el entusiasmo de la Ilustración en el siglo dieciocho y refinada en el positivismo de los siglos diecinueve y veinte, la idea de que la ciencia y sólo la ciencia es la verdadera autoridad intelectual y la única que establece las reglas de lo que se considera verdadero conocimiento; las humanidades quedaron relegadas a la categoría de diversión, entretenimiento o fantasía que no sirve para ver la realidad, ni para aprender de la naturaleza en que habitamos.

Las novelas, la poesía, el teatro son manifestaciones de nuestra cultura, sin embargo la mayoría de las personas no las toman como referente para adquirir conocimiento. Incluso hay quienes no tienen ningún interés por nada que tenga que ver con literatura, y quienes únicamente la consideran un entretenimiento o un pasatiempo, pero no un elemento de aprendizaje.

Y va más allá; la literatura, en sus distintas manifestaciones, novela, cuento, teatro, poesía, es continuamente criticada porque se dice que la información de estas obras es inventada, creada y producto de la imaginación. No confiable. La ficción, aseguran, es una fantasía que sirve para escapar de la realidad y no para adentrarse en ella. La ciencia, dicen, es la verdadera autoridad intelectual.

La ciencia establece las normas de lo que puede considerarse conocimiento, Toda pretensión al verdadero saber tiene que sujetarse a lo científico, todo enfoque que no se somete queda eliminado en el acto. Sólo se vale lo que afirma la ciencia, lo demás es conjetura, opinión, o imaginación y no merece el nombre de conocimiento. El estudio de la literatura puede ser un buen pasatiempo, pero no puede medirse al mismo nivel que el método científico,
Los humanistas nos tomamos muy en serio nuestro propósito de revertir esta tendencia. En el caso de la novela por ejemplo, si bien es producto de la imaginación, sus historias son una parte del mundo real y el lector puede resultar profundamente conmovido por lo imaginado, aun sabiendo que lo es, porque la novela especialmente, no sólo aborda situaciones de ese mundo real, sino que proporciona elementos para entenderlo, abre escenarios distintos, ópticas que nos permiten analizar desde ángulos nuevos, perspectivas diferentes y realidades que no podríamos conocer de otras maneras.

¿Qué aprendemos de la ficción? Empecemos por lo más obvio. Habilidades para emplear nuestro idioma. Habilidad nada despreciable por cierto. Es el lazo social más práctico, la habilidad para emplear la lengua tendrá considerables efectos en la vida comunitaria, es el lazo de unión de toda sociedad.

Leer novelas no sólo amplía nuestro pensamiento sino que lo modifica, nos proporciona habilidades mentales, o sea, nuevos caminos para pensar nuestra realidad y actuar en consecuencia. La empatía que se aprende en una obra de ficción es una cualidad esencial para la vida social. Esa empatía de la que muchas personas carecen lamentablemente es la liga que nos permite identificarnos con la gente, entender al otro, hacernos entender e insertarnos de una manera real en la vida social, en lo humano.

Esta empatía, de la que hablamos se comunica a través del arte, de las novelas, de los cuentos, de la música, de la poesía. Apela a la imaginación y provoca que se desarrolle. No hay una explicación científica que pueda describir como se siente una madre que ha perdido a un hijo o cómo se puede enfrentar la vida en medio de la pobreza o de la enfermedad, un poema o una novela sí pueden hacerlo.

El conocimiento de las humanidades, a través de la literatura sobre todo, profundiza nuestro conocimiento del mundo que habitamos. Tiene que ver con la vida, con la sociedad. Es conocimiento esencial y es una lástima que sea desdeñado como parte toral de la educación y se mutile la parte fundamental que nos hace humanos.

viveleyendo.normabustamante@gmail.com