Tijuana

TIJUANA.- Alumnos de la Universidad Autónoma de Baja California alzan la voz ante la pésima calidad y altos los precios de la comida que se ofrece en las cafeterías de los distintos campus de la institución educativa. Asimismo, denuncian a inspectores que les prohíben la venta de alimentos en las instalaciones, haciendo cumplir el estatuto escolar a costa del bienestar de los estudiantes.

Entre las quejas destacan los reiterados llamados de atención a los diversos locales que operan en las cafeterías, mismos que más de una vez han hecho caso omiso y continúan operando sin seguir al parecer las mínimas medidas de higiene, aún pese a la pandemia que continúa combatiéndose internacionalmente.

Es así que, preocupados por su salud, más de un estudiante ha decidido dejar de consumir los alimentos que se venden dentro de las instalaciones de la máxima casa de estudios o incluso emprender la venta de productos alimenticios para asegurar ingresos y el bienestar de sus compañeros –yendo contra las reglas de los planteles, que prohíben la venta a estudiantes para evitar la competencia desleal con los propietarios de los locales que operan al interior de cada campus–. Sin embargo, operan clandestinamente, sintiéndose como delincuentes, ya que existen inspectores que vigilan y les prohíben vender.

Conscientes de su situación, las opiniones se dividen. Entre quienes lo toman con humor, haciendo chistes de los hallazgos más repugnantes en la comida de sus compañeros, destacan también comentarios sobre un posible boicot a las cafeterías: dejar de comprarles, denunciar los hechos ante autoridades de sanidad o incluso organizar ventas masivas para entorpecer los intentos por frenar su derecho al libre consumo en vista de los deficientes servicios que se ofrecen (sin que las autoridades estudiantiles hagan algo al respecto).

Y es que muchos estudiantes no poseen el tiempo para preparar sus propios alimentos, por lo cual perder el dinero con productos vencidos o con “sorpresas” dentro de ellos, se ha convertido en un escenario inadmisible.

Aunque no es un problema nuevo, parece ser que la comunidad de la UABC ha tomado el valor suficiente para poner el problema sobre la mesa, esperando una respuesta positiva por parte de la institución.