Tijuana

“Mi personaje se llama Pepe Nacho, un payasito vagabundo de la calle Colonia Sánchez en Tijuana. Nació el 5 de abril del 2009, antes de la muerte del rey del pop, Michael Jackson; murió el rey del pop y nació Pepe Nacho”, relata con orgullo Emeterio, quien se presenta también como “Tello”, nombre con el que se bautizó a sí mismo.

Pepe Nacho celebró recientemente el Día del Payaso junto a otros artistas urbanos, una fecha que, asegura, le regaló algo que pocas veces ha tenido: compañía.

“Me sentí como si hubiera tenido una buena familia, como ir a un día de campo a descansar, a cantar, a platicar nuestras tristezas. Me sentí contento, feliz, entusiasmado”, expresó.

Sin embargo, la alegría es momentánea. “Yo sé que mañana me voy a sentir solo, porque gocé el momento”, confesó, al señalar que muchos payasos, pese a su humildad, guardan sus problemas emocionales, económicos y psicológicos para salir a regalar sonrisas en una ciudad marcada por la violencia. “Estamos viviendo una época de guerras, de drogadicción, y nosotros los payasos queremos regalar una sonrisa, una felicidad en el alma”, dijo.

Antes de convertirse en Pepe Nacho, Emeterio pasó 47 años vendiendo periódicos, 35 de ellos en la zona internacional, desde los 12 años de edad. “Vivíamos en Cartolandia, y yo me vendía periódicos en la Internacional, en el puente que hoy le dicen el Puente del Payaso”, recordó.

Su vida cambió drásticamente tras la llegada del COVID, el avance del internet y una grave crisis de salud. “Se me descarriló el tren de la vida; me enfermé de la próstata, me operaron dos veces y ahora estoy en tratamiento contra el cáncer”, compartió. Las restricciones médicas transformaron por completo su alimentación y su rutina diaria.

Actualmente, Pepe Nacho sobrevive cantando, bailando y taloneando en distintos puntos de la ciudad, incluida la línea fronteriza, donde antiguos clientes y admiradores aún lo reconocen. “No me gusta quedarme encerrado; la cama es para dormir, no para rendirse. Ahora me muevo como un tigre”, afirmó.

Inspirado por ídolos como Javier Solís, Pedro Infante, Vicente Fernández y Cuco Sánchez, ofrece presentaciones improvisadas y acepta contrataciones modestas. “Si alguien quiere contratarme, aunque sea para unos 600 o mil varotes, me ayuda mucho”, dijo, al explicar que su sobrina, a quien llama cariñosamente “La Chiclosa”, es quien lo apoya y funge como su representante.

Pepe Nacho pidió el apoyo de la comunidad para continuar con sus tratamientos médicos. “No me olviden. Este personaje le pertenece a Tijuana; yo solo le pongo mi voz, mi corazón y mi alegría”, expresó.

Finalmente, envió un mensaje a la ciudad que lo vio crecer y resistir: “Les prometo que no les voy a fallar. Feliz Navidad, Tijuana. Mi corazón, mi sonrisa, mis canciones y mi baile son para ustedes. Dios los bendiga”.