Editorial

COLUMNA: EN PLAN REFLEXIVO

Por Redacción | jueves, 29 de agosto de 2024

EMX-COLUMNA: EN PLAN REFLEXIVO

Por Armando Maya Castro


¿Se acuerda usted de John Dimitri Negroponte, ex embajador de Estados Unidos en México? Me refiero, claro está, al hombre que había sido también agente de la CIA, y a quien el diario español El Mundo calificó como “uno de los ‘halcones’ del aparato diplomático norteamericano”.

El diputado Armando Ibarra Garza del PPS (Partido Popular Socialista) lo calificó en su momento como un “hombre de negro historial por sus acciones en Vietnam, Camboya y en Centroamérica”. El Congreso nacional lo declaró persona no grata por violar con su actitud injerencista la soberanía mexicana.

Las cosas parecen estar igual en este momento. Los políticos de la Cuarta Transformación afirma que la actual pausa diplomática entre las relaciones entre México y Estados Unidos, dispuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es consecuencia de las críticas del embajador Ken Salazar a la reforma judicial, calificando a ésta como un riesgo para la democracia en México, y como un peligro para la relación comercial con Estados Unidos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador aclaró con cautela que esta medida aplica sólo al embajador, generando la rápida reacción de éste en su cuenta de X, antes Twitter: “Con respecto a la preocupación de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), de que los comentarios del embajador podrían representar una interferencia en los asuntos internos, aprovechamos esta oportunidad para afirmar nuestro máximo respeto por la soberanía de México”, escribió Salazar. 

El problema es que Washington ratificó este miércoles su desacuerdo con la elección de jueces, asegurando que el asunto va más allá de su representante en México, lo que ha agravado aún más la situación. Ya lo dijo AMLO: el tema involucra únicamente a los mexicanos, no a funcionarios y políticos de otras naciones.

La tensión en cuestión y sus consecuencias, nos lleva a recordar que en 1930 se promulgó la doctrina Estrada, misma que coloca los principios de libre autodeterminación de los pueblos y de no injerencia en los asuntos internos de otros países como elementos rectores de la diplomacia de México. Ojalá que todos los gobiernos del mundo se rigieran por una doctrina como esta. 

Termino mi columna de este día recordando el apotegma de don Benito Juárez García: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

X: @armayacastro