Editorial

Perspectiva: Limpia, fija y da esplendor

Por Redacción | lunes, 12 de mayo de 2025

EMX-Perspectiva: Limpia, fija y da esplendor

Columna Norma Bustamante


Habla para que yo te conozca, decía Sócrates. Indudablemente que todo lo que decimos es la representación de lo que somos. Quizás porque el español es nuestra lengua materna, damos por hecho que lo usamos adecuadamente. Nada más alejado de la realidad. Rescatar nuestro idioma es una necesidad urgente. También es un acto de soberanía.

El lenguaje es algo vivo que se mueve constantemente y el castellano especialmente cambia de acuerdo a los países y lugares donde se habla, Se ha extendido de Europa a América y es por eso que se vicia y se modifica por el uso de expresiones de moda, de tal forma que al cabo de un tiempo creemos que un error es correcto, Si bien las lenguas cambian a través del tiempo, por las modalidades geográficas e históricas, también el uso adecuado del idioma permite ubicar a los hablantes en relación con su nivel de cultura.

Las únicas lenguas que no cambian son las lenguas muertas, las que hablamos, se adaptan, se enriquecen y van a la par de los nuevos inventos y descubrimientos. Vivir la evolución de la palabra es un reto, se trata de conservar la esencia del idioma sin convertirnos en policías lingüísticos cuyas observaciones en ocasiones no tienen una base fundamental que sustente sus correcciones.

Entendiendo los cambios, las modificaciones y modernizaciones del idioma, hay todo un acervo lingüístico que es similar y el cual es el “alma” del castellano. Los errores burdos como el uso de los pleonasmos, que ya están insertados en el lenguaje común como “Volar por los aires”, “camellón en medio” “panorama general”, “embajada extranjera”, “testigo presencial” “lapso de tiempo”, “previsto de antemano” etc. etc. son errores en los que se debe poner atención. Los pleonasmos son redundantes y están escondidos. Son innecesarios, la palabra misma posée ya su significado.

Y entre sustantivos, verbos, preposiciones, adjetivos, pronombres y artículos, la lengua se defiende de constantes agresiones, sin embargo lo que no toma un rumbo definido y está permitiendo cometer aberraciones lingüísticas sin precedente, es el asunto de la inclusión del género femenino. Esta “feminización” de todos los sustantivos no es siempre necesaria. No sólo existen el género femenino y el género masculino. Hay otro, muy interesante, el género epiceno que designa seres vivos de ambos sexos. Sapo, rana, ballena, pulga, hormiga, mosquito, tortuga, etc. Lo importante de este concepto del género epiceno es que deja claro que no siempre el sexo determina las diferencias de género. Catarina, es femenino y no necesariamente es hembra, puede ser un macho. No se debe decir, la sapa, el rano, el balleno, el pulgo, el hormigo, la mosquita, el tortugo o el catarino.

Epicenos también son: criatura, víctima o persona y a un hombre se le puede decir: esa persona. Existen también adjetivos que poseen los dos géneros de forma implícita como oficinista, tenista, cuentista y el que lo determina es el artículo. Él o la oficinista, él o la tenista, él o la pianista, él o la testigo, él o la cónyuge.

Sin lugar a dudas, la tendencia universal a la equidad e igualdad de géneros es absolutamente positiva y nadie duda que la razón prevalece en este movimiento, equilibrando una injusticia que había prevalecido a través del tiempo, pero el riesgo de lesionar severamente el idioma castellano es latente y real.

Sin menoscabo de democratizar el lenguaje para que no sea un instrumento de discriminación, se debe de analizar con sumo cuidado y con apoyo de especialistas (las y los) cada modificación o cambio que se hace al idioma español. En ese urgente purismo de género, se están realizando cambios absurdos que rompen con las más elementales reglas del idioma.

“Limpia, fija y da esplendor” No es un anuncio de jabón, es el lema de la Real Academia Española de la Lengua y desde 1875 su correspondiente en nuestro país, la Academia Mexicana de la Lengua. Los dueños del idioma son los hablantes pero corresponde a las Academias, revisar los cambios con criterios normativos y sin que pierda, el lustre, el apogeo y la nobleza de nuestra gran lengua castellana.

viveleyendo.normabustamante@gmail.com