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Cártel de Sinaloa usó cámaras de CDMX para asesinar a informantes del FBI, revela EE.UU.
Por Redacción | viernes, 27 de junio de 2025
El Cártel de Sinaloa usó cámaras de la CDMX y datos de geolocalización obtenidos por un hacker para rastrear y asesinar a informantes del FBI en 2018. El caso revelado por EE.UU. expone cómo el crimen organizado puede convertir la tecnología pública en arma mortal.
Ciudad de México / Washington D.C., 27 de junio de 2025 — Un impactante informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) ha revelado que en 2018 el Cártel de Sinaloa logró infiltrar sistemas de videovigilancia de la Ciudad de México y utilizar información confidencial para rastrear y asesinar a informantes del FBI.
De acuerdo con el documento oficial, un hacker al servicio del grupo criminal, entonces dirigido por una facción leal a Joaquín “El Chapo” Guzmán, logró acceder a datos telefónicos y de geolocalización de un funcionario del Buró Federal de Investigaciones (FBI) asignado a la embajada estadounidense en México. Usando esa información y el sistema de cámaras públicas de la CDMX, el cártel identificó a personas que se reunían con el agente y procedió a intimidarlas o eliminarlas.
“Estos hechos demuestran cómo la vigilancia técnica ubicua puede ser utilizada como arma por organizaciones criminales”, advirtió el informe del DOJ.
Acceso letal a la tecnología
El hacker habría conseguido registro de llamadas y localización GPS del teléfono del agente del FBI, lo que permitió a los operadores del cártel establecer patrones de reunión, seguimientos y vigilancia física de sus contactos. Posteriormente, se usaron cámaras de la ciudad para confirmar identidades y ubicaciones, culminando en asesinatos selectivos de informantes.
El informe sostiene que el caso evidencia una peligrosa convergencia entre crimen organizado y acceso tecnológico, donde herramientas creadas para la seguridad pública fueron reutilizadas por estructuras del narcotráfico.
Medidas y consecuencias
En respuesta a estos hechos, el FBI ha iniciado una reestructuración de sus protocolos de seguridad y entrenamiento, con énfasis en la protección de fuentes y manejo de datos confidenciales. Además, se prevé el fortalecimiento de los controles de acceso a sistemas de vigilancia en colaboración con el gobierno mexicano.
Este caso forma parte de una auditoría mayor sobre la vulnerabilidad de agentes estadounidenses en el extranjero, y se suma a otros incidentes recientes, como la presunta vigilancia del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) sobre agentes de la DEA incluso dentro del territorio estadounidense.
Joaquín “El Chapo” Guzmán fue extraditado a EE.UU. en 2017, pero su organización ha mantenido operaciones activas y altamente tecnificadas. El uso de herramientas como cámaras urbanas, drones, y dispositivos de rastreo se ha convertido en una tendencia alarmante dentro de los carteles de la droga, que ahora combinan violencia y ciberespionaje para proteger sus redes.
Este escándalo marca un antes y un después en la relación entre tecnología, crimen organizado y seguridad nacional. El caso muestra cómo estructuras criminales pueden aprovechar los sistemas creados para protegernos, y subraya la urgencia de reforzar la ciberseguridad en todos los niveles de cooperación internacional.
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