Editorial

La libertad religiosa en México: una conquista tardía

Por Redacción | jueves, 23 de octubre de 2025

EMX-La libertad religiosa en México: una conquista tardía

Por Armando Maya Castro


Hasta mediados del siglo XIX, en México no existía protección jurídica alguna para la libertad religiosa. Las leyes nacionales comenzaron a reconocer este derecho apenas en el último tercio de dicho siglo, cuando en la década de 1870 ingresaron las primeras iglesias protestantes al país. Este hecho representó un cambio significativo tras más de tres siglos de monopolio religioso.

Durante el virreinato, la religión en la Nueva España fue un dominio exclusivo de la Iglesia católica. Desde 1519, año del inicio de la Conquista, la imposición religiosa acompañó a la expansión militar. Las campañas encabezadas por Hernán Cortés no solo instauraron un nuevo orden político, sino también un sistema religioso que buscó sustituir las creencias indígenas por el catolicismo. En mayo de 1524, los primeros franciscanos, dirigidos por fray Martín de Valencia, arribaron a Veracruz y poco después a la Ciudad de México, con la misión expresa de erradicar las religiones autóctonas y establecer una fe única.

Aun después de la independencia en 1821, el catolicismo continuó siendo la religión oficial del Estado mexicano. Las constituciones de la época mantuvieron esta exclusividad, estableciendo que solo la religión católica tenía derecho jurídico a existir, “sin tolerancia de ninguna otra”. De esta manera, la intolerancia religiosa adquirió rango constitucional y limitó cualquier posibilidad de pluralidad espiritual.

Durante el periodo colonial, el control clerical sobre la fe fue riguroso. El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición vigiló la ortodoxia doctrinal y castigó severamente toda desviación. Krause (1987) señala que el Archivo General de la Nación conserva miles de registros de acusaciones y juicios contra quienes fueron sospechosos de judaizar o de sostener ideas heréticas.

La instauración de la libertad religiosa fue, por tanto, un proceso tardío y conflictivo. Solo con las reformas liberales del siglo XIX se garantizó jurídicamente la libertad de conciencia y de culto. Esta conquista histórica consolidó uno de los principios fundamentales de la vida democrática mexicana: el derecho de cada persona a creer, o no creer, con plena libertad.