Editorial

Más allá del menosprecio: la fuerza de la convicción

Por Redacción | miércoles, 29 de octubre de 2025

EMX-Más allá del menosprecio: la fuerza de la convicción

Por Armando Maya Castro


Minimizar los méritos de un pueblo no borra su existencia ni su relevancia. La verdadera grandeza de una comunidad no depende únicamente del reconocimiento ajeno, sino de la nobleza de sus actos, la riqueza de su historia y los valores que la fundamentan. A veces, aquellos que intentan restar mérito a un pueblo no hacen más que revelar limitaciones en su propia visión o entendimiento, más que cuestionar el verdadero valor de esa comunidad. Los logros y la dignidad de un pueblo no se miden por la aprobación externa, sino por la solidez y coherencia con las que se mantiene fiel a su identidad y principios a lo largo del tiempo, enfrentando las adversidades y los desafíos del contexto histórico.

A lo largo de la historia, muchos pueblos han enfrentado desafíos y han sido subestimados, pero su esfuerzo, dignidad y resiliencia les han permitido mantenerse firmes frente a la adversidad. Un ejemplo notable de esto es el pueblo de Israel, que, a pesar de ser considerado pequeño y vulnerable en comparación con potencias como Egipto, Babilonia o Roma, demostró una impresionante capacidad para perseverar, sustentada en sus valores y fe.
Aunque carecía de poder militar y recursos materiales, Israel encontró una fortaleza mucho más profunda en su convicción espiritual, lo que le permitió superar obstáculos y persistir más allá de lo que muchos habían anticipado.

Israel ejemplificó que la verdadera grandeza no se mide solo por el tamaño de los ejércitos ni la acumulación de riquezas, sino por la fortaleza de los principios que guían a un pueblo. La fe, cuando es genuina y profunda, puede ser una fuente de fortaleza que permite a una nación superar desafíos y adversidades. De manera similar, hoy en día, los pueblos que logran preservar su identidad, fe y valores frente a las dificultades contemporáneas merecen ser valorados, más allá de las voces que intentan minimizar su contribución.

Este menosprecio no borra ni disminuye su legado; de hecho, puede destacarlo aún más a lo largo de la historia. La verdadera grandeza radica en la convicción y la esperanza que sostienen a un pueblo, y lo que nace de ese sentido de propósito tiene una capacidad única de perdurar. La historia tiende a resaltar lo que permanece, mientras que los intentos de restar valor solo sirven para reforzar la autenticidad de lo que es genuino.