Editorial

Violencia digital en ascenso

Por Redacción | viernes, 12 de diciembre de 2025

EMX-Violencia digital en ascenso

Por Armando Maya Castro


La violencia digital se ha vuelto tan cotidiana que ya no distingue entre figuras públicas y ciudadanos comunes. La padecen a diario los famosos, las autoridades de gobierno, los políticos de distintos partidos y también personalidades del ámbito académico, artístico y religioso.
El crecimiento de la ciberviolencia es altamente preocupante. Las redes sociales, las plataformas de mensajería y otros espacios virtuales se han convertido, lamentablemente, en canales que multiplican con enorme facilidad la desinformación y los discursos hostiles. Lo que antes no pasaba de ser un comentario aislado, hoy puede transformarse en una ola de ataques capaz de destruir la reputación de cualquiera en cuestión de horas.
A diario encontramos en el entorno digital comentarios ofensivos, acusaciones imposibles de comprobar, difusión de información falsa, filtración de datos personales e incluso imágenes y videos manipulados o creados mediante inteligencia artificial, incluidos los llamados “deepfakes”. La tecnología, que debería estar al servicio del progreso y de las mejores causas, se ha convertido, en algunos casos, en herramienta de hostigamiento y en vehículo de violencias cada vez más sofisticadas.
Detrás de cada ofensa digital hay personas que sufren, mientras que los agresores, ocultos tras el anonimato de un falso perfil, continúan actuando sin consecuencias, quedando sus acciones en total impunidad.
Estará de acuerdo conmigo en que toda violencia deja huella, y la que se ejerce en Internet no es la excepción. Afecta la salud emocional, genera ansiedad, provoca aislamiento, deteriora relaciones personales e incluso inhibe la participación pública. La violencia digital, además de herir, también silencia.
Amnistía Internacional (AI), en su texto “Violencia en Internet”, advierte con contundencia: “La gente propaga el odio, el miedo y la desinformación en las redes sociales como no se había visto nunca, ya que rara vez se les exige rendir cuentas por sus actos”. Añade también que muchas personas son víctimas de chantaje digital y programas espía, tácticas que afectan su vida cotidiana y limitan su capacidad de expresarse o participar en causas sociales.
Ahora que gran parte de la conversación pública ocurre en el mundo digital, no podemos seguir viendo la violencia en línea como algo normal. Proteger los derechos, promover el respeto y exigir responsabilidad a quienes agreden es una tarea urgente que debe ser compartida por toda la sociedad, incluidos los medios de comunicación.
Si permitimos que este tipo de violencia se vuelva parte de la rutina, terminaremos viendo como normal aquello que jamás debimos tolerar. No olvidemos que cada silencio de la sociedad es un retroceso, una pérdida. Por eso, ante cada caso de agresión contra personas o grupos en el entorno digital, tenemos el deber de alzar la voz con firmeza y sin titubeos.


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