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Por Redacción | lunes, 22 de diciembre de 2025
Por Norma Bustamante
Cada época tiene su propia identidad. Escenarios complicados, problemas y retos específicos. Culturas que fueron importantes y fundamentales, decayeron o desaparecieron totalmente. Los seres humanos tenemos el poder de mejorar al mundo o contribuir a su destrucción. Por eso ahora en el centro del debate se vuelve a colocar el análisis de las malas prácticas sociales, indiferencia o irresponsabilidad y su relación con el debilitamiento de los valores humanos, de las virtudes o de la ética ciudadana.
Si bien la escuela en general debe ser fortalecedora de las virtudes y valores, no siempre es así y no es suficiente. Los griegos y su enorme legado a la humanidad con su filosofía y formas de entender la vida siguen siendo actuales. Quizás nunca más que ahora en que se transita por un cambio fundamental en la tecnología en que están en riesgo los valores humanos y las virtudes.
Entre los griegos se consideraba virtud todo aquello digno de ser imitado y correspondía a un ideal de perfección. Según Aristóteles, la virtud es un hábito. Un hábito que tiene que desarrollarse en medio de dos extremos, entre lo malo y lo bueno. Esta teoría es lo más parecido a la realidad y a la posibilidad de que realmente las virtudes pueden fortalecerse a lo largo de la vida. La virtud aunque es inherente al ser humano, no significa que sea fácil sostener, en medio de los diarios embates para destruirla y tentaciones que la amenazan.
Un ejemplo. El valor. Es indudablemente una virtud, pero el valiente tiene que desplegarse entre la cobardía y la temeridad o la austeridad que se mantiene entre la tacañería y el despilfarro. La austeridad de ninguna manera indica mediocridad pero se ha desfigurado su concepto. Austeridad no significa pobreza, es simplemente en no buscar más de lo que es necesario y en no adquirir más de lo que se va a utilizar.
O la virtud de la humildad. Si decimos que alguien es humilde, puede pensarse que es alguien apocado o inseguro y no es así. Ser humilde es ser una persona realista que tiene los pies en la tierra. La etimología de la palabra es justamente eso. “Humus”, que significa tierra. Quien es humilde es una persona que trata de manera semejante a todos sin importar el nivel socioeconómico en el que estén.
Sin duda, otra de las virtudes fundamentales para la vida cívica es la tolerancia, no todas las conductas son tolerables, sobre todo cuando violentan los derechos de los demás. La tolerancia es tener la capacidad de aceptar la diversidad como parte de la vida en la sociedad.
Sócrates pensaba que las personas actuaban mal por ignorancia esto puede ser debatible pero hay razón en ello, porque tomar conciencia es un estado mental donde sabemos algo y actuamos coherentemente con lo que sabemos. A veces sólo las desgracias o los problemas graves hacen que nos percatemos de las cosas o de nuestras responsabilidades.
Hablar de virtudes, valores éticos o moral es necesario para normar las relaciones humanas de tal manera que podamos vivir en armonía con los demás y evitar los conflictos innecesarios que dañan a la sociedad. Para formar buenos ciudadanos no es suficiente recurrir a la voluntad individual, es un verdadero proceso que debe asumirse como una responsabilidad prioritaria en el sistema educativo.
Hablar de virtudes es hablar del crecimiento moral de la sociedad. Fomentar las virtudes es el proceso de desarrollo ciudadano que se traducen en hábitos y prácticas sociales. No es una tarea fácil. Quizás para los gobiernos la más complicada pero la más necesaria para establecer otros niveles de conciencia que tal vez nos hagan mucha falta.
viveleyendo.normabustamante@gmail.com