Estatal

TIJUANA.- “Voy a dar mi mejor esfuerzo para representar muy bien a este gran sector de Baja California y estoy seguro que al finalizar los tres años vamos a rendir muy buenas cuentas”, declaró, el 11 de junio de 2015, Jorge Ramos Hernández.

Ese día, el ex presidente municipal recibió su constancia como diputado federal electo por el distrito 4, cargo que ocupó en la 63 legislatura del Congreso de la Unión, del 1 de septiembre de 2015 al 6 de febrero de 2018. Ninguna de las promesas que hizo ese día se cumplieron.

A los 11 días de jurar dicho cargo, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, el panista Ramos presentó, con bombo y platillo, un plan de 100 días.

Sin embargo, tras 100 días, apenas sumaba dos iniciativas presentadas. En sus 29 meses como diputado federal, Ramos apenas presentó seis iniciativas, de las cuales le aprobaron dos nada más.

Y es que tampoco duró los tres años como legislador, pues, el 6 de febrero de 2018, pidió licencia, para ser candidato a senador por el PAN, resultando derrotado. Las “buenas cuentas” de Ramos solamente alcanzaron para engañar a los ciudadanos, al presentar, dos veces, una misma iniciativa.

También presentó una Ley de Zonas Económicas Estratégicas para los Estados de la Frontera Norte, el 3 de noviembre de 2016. Sin embargo, solamente lo hizo para engañar a los ciudadanos, pues él mismo la retiró apenas 153 días después, el 4 de abril de 2017. Es decir, ni siquiera dio oportunidad a que la procesaran en comisiones, sino que, directamente, se echó para atrás.

Ni con el suplente acertó Ramos. Cuando él se fue como candidato al senado, su lugar en la cámara baja fue ocupado por Christian Alejandro Carrillo Fregoso, cuyos antecedentes se resumen en que Erika María García Moreno y Rigoberto López Montaya lo demandaron, por vía civil, ante el juzgado de primera instancia en Tecate.

Ni siquiera terminó su periodo como diputado por ir a perder como candidato a senador.