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Delfines Rosados en el Amazonas en Peligro Debido a Sequía y Cambio Climático

Por Redacción | sábado, 21 de octubre de 2023

EMX-Delfines Rosados en el Amazonas en Peligro Debido a Sequía y Cambio Climático


Los delfines rosados, una especie icónica que habita de manera natural en el Amazonas colombiano, el río más caudaloso del mundo que atraviesa tres países, se enfrentan a una trágica situación debido a la sequía que afecta la región. En las costas de uno de los brazos del río, un delfín rosado sin vida flota cerca de la orilla, una vista lamentable pero desafortunadamente cada vez más común debido a la sequía que está afectando a la selva amazónica.
Las playas resquebrajadas en medio de la selva amazónica son un claro indicio de un verano inusualmente seco, algo que no se veía en décadas. Las dos temporadas en este ecosistema, una de aguas altas que inunda la selva y otra de aguas bajas, se vuelven cada vez más largas y pronunciadas, alterando el ciclo natural del río año tras año.
La falta de agua desde agosto ha hecho que el río se caliente más rápido y que tenga una menor concentración de oxígeno, lo que ha llevado a la muerte de peces, el alimento de los delfines y, en última instancia, también de los seres humanos.
"Con estas altas temperaturas, es como si estuvieran en una olla", relata Lilia Java Tapayuri, coordinadora local de la Fundación Omaha, después de encontrarse con el delfín rosado fallecido. La disminución de peces también ha intensificado los enfrentamientos entre pescadores y delfines por la comida.
Aunque los veterinarios no creen que la muerte de este delfín se deba a la temperatura del río, sino a un posible encuentro con pescadores, la muerte de 13 delfines en la parte del Amazonas en Brasil ha encendido las alarmas, incluso en Colombia.
Los delfines no conocen de fronteras, pero tienen patrones de permanencia. En el Amazonas, coexisten dos especies: el delfín rosado y el delfín gris, ambas en peligro de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El distintivo delfín rosado cuenta con adaptaciones únicas para su hábitat en los ríos y lagos amazónicos, además de su característico color. Es también el más grande de su especie, con una longitud de 2.8 metros y un peso de 220 kilogramos. Su largo hocico y vértebras cervicales libres le permiten girar la cabeza. Además, posee un "melón" en la frente muy desarrollado, que utiliza para la ecolocalización en un río turbio como el Amazonas, donde la visibilidad es casi nula.
Por otro lado, el delfín gris es una de las especies más pequeñas del mundo, con apenas 1.60 metros de longitud y 50 kilogramos de peso. Tiene una apariencia más similar a la de los delfines marinos, con un hocico corto, aletas pectorales pequeñas y puntiagudas, y una aleta dorsal triangular.
No es común encontrar delfines muertos en la región, según Valderrama, quien revela que el delfín que hallaron se encontraba entre los ríos Amazonas y Atacuari, una zona donde los conflictos por la pesca son frecuentes.
La veterinaria de la Fundación Omacha advierte que "en pocos años podríamos perder por completo a los delfines de río". La contaminación por mercurio de la minería ilegal, la deforestación, los conflictos con los pescadores, la sobrepesca, la caza ilegal, proyectos de infraestructura mal planificados, la producción petrolera y el tráfico constante de barcos son algunas de las amenazas que acechan a los delfines de agua dulce.
Sin lugar a dudas, "la muerte de los delfines es la señal más tangible del cambio climático", señala Vejarano, lo que es respaldado por Java. El cambio climático se ha manifestado con mayor fuerza en la región, donde las temporadas de lluvias han disminuido y los veranos son cada vez más intensos y prolongados, lo que ha provocado incluso huracanes y deslizamientos de tierra que afectan los árboles de las orillas.
Los delfines son considerados "indicadores de la salud de los ecosistemas" ya que comparten su fuente de alimentación con las comunidades locales. Además, ocupan el puesto más alto en la cadena trófica, regulando las poblaciones de peces y aportando beneficios económicos como atractivos turísticos para la región, lo que también influye en la cultura y la cosmovisión de las comunidades y cuencas amazónicas.
Ambos, los delfines y las comunidades locales, enfrentan las consecuencias de un cambio climático que no da tregua y que amenaza no solo la disponibilidad de alimentos, sino también las vidas de las personas.
-Con información de EFE