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Graban VIDEO del desplome del techo de un templo en China
Por Redacción | miércoles, 21 de mayo de 2025
Cientos de tejas se desplomaron del techo de la histórica Torre del Tambor de Fengyang, en Anhui; sin heridos, las autoridades investigan el colapso un año después de su restauración.
Lo que empezó como una tranquila tarde de en uno de los monumentos Ming más famosos de la provincia china de Anhui terminó con una nube de polvo y el estruendo de cientos de tejas cayendo desde más de dos pisos de altura. A las 18:30 horas del lunes, “cientos de tejas se desprendieron y cayeron más de dos pisos al suelo” de la Torre del Tambor de Fengyang.
El derrumbe parcial —captado en video por turistas y posteriormente viral en la red social Weibo— provocó el cierre inmediato del recinto, ubicado a unas 200 millas (320 kilómetros) al sur de Pekín. Testigos relataron al diario estatal Yangcheng Evening News que “la caída de las baldosas duró uno o dos minutos”, un lapso suficiente para esparcir pánico entre los visitantes.
Un segundo testigo, entrevistado por The Beijing News, detalló que escuchó “el sonido nítido de una teja tras otra” desde la tienda de recuerdos situada a la entrada.
Milagrosamente, no hubo heridos. “No había nadie en la plaza y nadie resultó herido”, señaló el mismo testigo citado por la candena CNN. Las autoridades culturales locales confirmaron la ausencia de víctimas y anunciaron que “la situación está bajo investigación”.
Un símbolo Ming, una estructura híbrida
Construida originalmente en 1375 para marcar ceremonias públicas y regular la hora a golpe de tambor, la Torre del Tambor de Fengyang combina una base de la dinastía Ming y un cuerpo superior que data apenas de 1995. Esa reconstrucción noventera, aclara la Oficina de Cultura y Turismo de Fengyang, es la parte que colapsó: “la parte original del edificio fue destruida en 1853, mientras que el edificio actual fue reconstruido en 1995”.
Las imágenes que encendieron las alarmas muestran un desprendimiento en cascada: primero un lento goteo de tejas, luego un alud que tapiza el suelo de la plaza. El episodio ocurre apenas un año después de que concluyera un proyecto de reparación valorado en 3.4 millones de yuanes (unos 473 mil dólares).
El contrato, según el centro de comercio de recursos públicos de Chuzhou, quedó finalmente en 2,9 millones y recibió la calificación de “satisfactorio” en seguridad y calidad. Ese veredicto ahora está bajo escrutinio. La oficina de turismo ha exigido la presencia “de las unidades de diseño, construcción y supervisión del proyecto de reparación” para colaborar con un equipo de ingenieros forenses y funcionarios provinciales.
Una obra en peligro y la reputación en juego
La Torre del Tambor es promocionada oficialmente como “la más grande existente en China”. Situada en la ciudad natal del emperador Hongwu, su caída parcial resuena más allá del condado de Fengyang.
El incidente, trending topic en Weibo bajo la etiqueta “La Torre del Tambor Fengyang se derrumbó”, ha suscitado críticas sobre los estándares de conservación patrimonial, en un país que invierte miles de millones en renovaciones monumentales, pero donde los accidentes —desde puentes hasta complejos turísticos temáticos— se acumulan.
Para los residentes, el lugar es algo más que una foto en las guías de viaje. “Si hubiera ocurrido un poco más tarde, habría muchos niños jugando (cerca de la torre) después de la cena”, advirtió el testigo citado por CNN, recordando la escena familiar que suele poblar la explanada al anochecer.
El derrumbe plantea cuestiones incómodas sobre la práctica de reconstruir de cero edificios “históricos” con técnicas modernas y, en ocasiones, materiales de menor durabilidad que los originales. Aunque la base Ming ha resistido siglos de intemperie y guerras —solo la parte superior fue arrasada en 1853 durante levantamientos campesinos—, la sección de 1995 ha cedido tras 29 años y una restauración reciente.
Las autoridades provinciales de patrimonio han pedido una auditoría de los documentos de obra y los certificados de materiales. Según arquitectos consultados por este diario, el uso de tejas tradicionales requiere morteros especiales y un sistema de drenaje que evite filtraciones; cualquier desajuste o ahorro de costos puede generar bolsas de humedad y, finalmente, desprendimientos.