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El incidente tuvo lugar en las inmediaciones del estadio M. Chinnaswamy, en la ciudad de Bengalauru, estado de Karnataka, cuando miles de fanáticos intentaron acceder al recinto luego de que el equipo local ofreciera pases gratuitos para una ceremonia conmemorativa.

Según reportes de las autoridades, la multitud se agolpó en uno de los accesos principales del estadio y, al intentar forzar la entrada, se desató una avalancha humana. Equipos de emergencia acudieron al lugar y trasladaron a los heridos a hospitales cercanos. La mayoría se reporta como estable.

El ministro principal de Karnataka, Siddaramaiah, lamentó profundamente la tragedia. “En un momento de celebración, este evento desafortunado no debería haber ocurrido. Estamos consternados”, expresó.

El viceprimer ministro estatal, D.K. Shivakumar, reconoció que la situación superó cualquier previsión: “La multitud fue incontrolable”. Las imágenes difundidas en medios locales mostraron a decenas de personas tendidas en el suelo y ambulancias retirando a los afectados.

La Junta de Control de Críquet en India (BCCI), organizadora del torneo, calificó el hecho como “lamentable” y admitió fallas en la organización. “Este es el lado negativo de la popularidad. La gente está loca por sus jugadores, pero los organizadores debieron planearlo mejor”, declaró Devajit Saikia, secretario del organismo.

El primer ministro Narendra Modi también reaccionó al hecho y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas. Sin embargo, esta no es la primera vez que India enfrenta tragedias en eventos multitudinarios. En enero pasado, al menos 30 personas murieron durante una estampida en el festival religioso Maha Kumbh, cuando miles de fieles intentaban bañarse en un río sagrado.

La reciente tragedia en Bengalauru ha reavivado el debate sobre los protocolos de seguridad en eventos masivos. Mientras las autoridades investigan lo ocurrido, familiares de las víctimas y ciudadanos exigen que se implementen controles más estrictos para evitar que la celebración de eventos deportivos y religiosos termine en desgracia.