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La Puerta del Infierno comienza a cerrarse tras arder durante 54 años

Por Redacción | lunes, 9 de junio de 2025

EMX-La Puerta del Infierno comienza a cerrarse tras arder durante 54 años

La “Puerta del Infierno”, el cráter de gas que arde desde 1971 en Turkmenistán, comienza a apagarse tras más de 50 años. El fuego ha disminuido un 66 % gracias a nuevas perforaciones que capturan el metano antes de que se incendie.


Turkmenistán.— El famoso cráter de Darvaza, conocido mundialmente como la "Puerta del Infierno", muestra señales claras de estar apagándose, luego de arder ininterrumpidamente durante más de medio siglo en el corazón del desierto de Karakum.

Formado en 1971 por un accidente durante una perforación soviética en busca de gas natural, el pozo se incendió de manera intencionada tras detectar una fuga de metano. Los científicos de la entonces Unión Soviética esperaban que el fuego se extinguiera en pocos días. Sin embargo, la combustión continuó durante 54 años, convirtiéndose en un fenómeno geológico sin precedentes y en uno de los principales atractivos turísticos de Turkmenistán.

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Durante una conferencia medioambiental en Ashgabat, Irina Luryeva, directora de la empresa estatal Turkmengaz, informó que la actividad del fuego se ha reducido visiblemente en los últimos meses. “Antes se podía ver una enorme luz a varios kilómetros de distancia; hoy solo queda un tenue resplandor”, afirmó.

Este cambio ha sido posible gracias a una serie de perforaciones alrededor del cráter diseñadas para capturar el gas antes de que llegue a la superficie. Según Luryeva, las medidas han logrado disminuir en al menos un 66 % la combustión activa.

Aunque Turkmenistán posee vastas reservas de gas natural, el país ha sido duramente criticado por ser uno de los principales emisores de metano a nivel mundial debido a fugas no controladas. La Agencia Internacional de Energía estima que lidera en pérdidas de este gas, aunque las autoridades lo han negado reiteradamente.

El posible apagado definitivo del cráter representa un gesto simbólico en la lucha contra el cambio climático y una oportunidad para demostrar una gestión más responsable de los recursos naturales. Mientras tanto, el resplandor que alguna vez iluminó el desierto ahora comienza, lentamente, a desvanecerse.