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La corona de la emperatriz Eugenia, una de las joyas sustraídas el pasado domingo durante el sorprendente robo en el Museo del Louvre, fue encontrada dañada cerca del recinto parisino, informó una fuente cercana al caso citada por AFP.

La pieza, elaborada en el siglo XIX, pertenecía a Eugenia de Montijo, esposa del emperador Napoleón III, y forma parte del legado histórico de la Corona de Francia.

De acuerdo con la descripción oficial publicada por el Louvre, la joya está compuesta por 1,354 diamantes y 56 esmeraldas, un testimonio del lujo imperial y uno de los emblemas del patrimonio francés.

Robo en siete minutos en la Galería de Apolo

El robo ocurrió la mañana del domingo 19 de octubre, cuando una banda de al menos cuatro delincuentes irrumpió en la Galería de Apolo, utilizando una plataforma elevadora montada sobre un camión.

Según el ministro del Interior, Laurent Nunez, los ladrones actuaron con precisión y “gran experiencia”, completando el golpe en solo siete minutos.

La ministra de Cultura, Rachida Dati, calificó el robo como “de una gravedad excepcional” y confirmó que entre las piezas robadas había joyas pertenecientes a Napoleón Bonaparte y la emperatriz Josefina, además de la corona de Eugenia.

El museo fue cerrado por 24 horas tras el asalto para permitir a la Policía Nacional y la Fiscalía de París preservar huellas y recolectar pistas. La Brigada de Represión del Bandolerismo (BRB) y la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC) encabezan la investigación.

El Louvre, bajo presión y deterioro estructural

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, expresó su solidaridad con el personal del museo a través de Instagram:

Afortunadamente, no hubo víctimas. Toda la policía parisina está movilizada.”

Sin embargo, el robo ha puesto de relieve los problemas internos y de mantenimiento del museo más visitado del mundo.

De acuerdo con documentos publicados por Le Figaro, advirtió a principios de 2024 sobre un “preocupante nivel de obsolescencia” en las instalaciones.

Entre los fallos señalados: equipamientos dañados, fugas de agua, ascensores fuera de servicio y sistemas de climatización que no protegen adecuadamente las obras durante las olas de calor, debido al efecto invernadero generado por la pirámide de cristal de Pei.

En 2023, la exposición de dibujos de Claude Gillot debió retirarse de urgencia por filtraciones de agua, lo que reavivó los reclamos por falta de mantenimiento.

Un plan de rescate millonario

Pocos meses antes del robo, el presidente Emmanuel Macron había anunciado en el mismo Louvre su plan “Nuevo Renacimiento”, un ambicioso proyecto de renovación de 700 a 800 millones de euros a desarrollarse en la próxima década.

El plan incluye…

Una nueva entrada en la columnata de Perrault para aliviar la congestión en la pirámide principal.

La reubicación de la Mona Lisa en una sala exclusiva bajo la Cour Carrée.

Obras para modernizar el sistema de seguridad y conservación.

El reciente asalto, sin embargo, ha puesto en duda la capacidad del museo para proteger su vasto patrimonio mientras enfrenta una crisis estructural y financiera.

Una historia marcada por robos

El Louvre ha sido blanco de robos e intentos de saqueo en diversas épocas.

En 1911, Vincenzo Peruggia sustrajo la Mona Lisa, ocultándola durante dos años.

En 1983, dos armaduras renacentistas fueron robadas y recuperadas casi cuarenta años después.

En 1995, el museo sufrió tres robos en siete meses, incluyendo el hurto de una alabarda de 17 kilos y un cuadro cortado con cúter en el ala Richelieu.

El reciente robo, ocurrido más de un siglo después del de la Mona Lisa, reabre el debate sobre la seguridad del patrimonio europeo y el creciente mercado negro del arte.

-Con información de Excelsior