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El término ya se escucha con frecuencia aunque hay quienes aún no conocen su significado. SORORIDAD El diccionario la define como “solidaridad entre mujeres, especialmente ante situaciones de discriminación sexual y actitudes y comportamientos machistas”. Se dice que la diferencia entre esta palabra y la otra tan parecida como Solidaridad, es que en ésta es un intercambio que mantiene las condiciones como están, mientras la SORORIDAD, tiene implícita la modificación de las relaciones entre las mujeres.
Es bueno esto, indudablemente, la rivalidad femenina ha existido siempre y es distinta a la rivalidad masculina, sobre todo porque en los hombres esa rivalidad es aceptada y se valora como un signo de masculinidad, la competencia entre ellos se transforma en rituales ejemplificados brutalmente en los deportes. Esta rivalidad o competencia se maneja distinto entre mujeres, soterradamente muchas libran batallas entre sí, a pesar de ser amigas o compañeras de trabajo, decirlo no se considera conveniente pues pareciera demostrar debilidad y falta de seguridad. En realidad subyacen los celos o la envidia y en ocasiones, tristemente las dos pasiones, que conjugadas son realmente muy dañinas.
La rivalidad es algo natural en los seres vivos, el instinto animal que ayuda a la supervivencia, a la reproducción y a los recursos, la selección natural de los más fuertes, se califica además como rivalidad sana y actualmente se mide como éxito social, entonces, ¿Cómo es que en las mujeres se mide y se vive de otra manera?
Hay múltiples teorías acerca de esto, todas con cierta dosis de razón, las rivalidades ancestrales caricaturizadas al extremo, la figura de la madrastra y de la suegra como símbolo de estas rivalidades absolutas que se han manejado siempre desde los cuentos infantiles. Sin embargo, en los últimos tiempos, paralelamente a la apertura casi total para las mujeres en los escenarios de la política, estas rivalidades son consideradas desde otros ángulos y tienen otras connotaciones.
Vale la pena reflexionar que vivimos en un mundo en el que se sigue juzgando a las mujeres por su apariencia física y por su forma de vestir, y aún mujeres con extraordinario talento han tenido que padecer estas rivalidades que se perciben más cada día. Los ataques terribles hacia mujeres jóvenes que están triunfando en la política mexicana son abiertos y evidentes, son atacadas relacionando sus triunfos profesionales con su belleza y juventud, esto se ha hecho asunto común. Debo decir que no sólo en nuestro país sino en todo el mundo es ya lo normal y casi aceptado. Blogueras, escritoras, deportistas lo afirman, no acaban de publicar algo en sus redes cuando los ataques de odio de los troles empezaban a los dos minutos.
Los troles en internet parecen anónimos pero no lo son, y lo más sorprendente es que, según muchas mujeres comprueban, muchos de esos ataques
provienen de mujeres.
Sin embargo y eso es reconfortante hay actualmente entre las nuevas generaciones de mujeres, una marcada tendencia a dejar esos viejos esquemas y hacer frentes comunes ante las agresiones y establecer otro tipo de relaciones. La solidaridad es la conciencia de pertenecer a una misma familia, una obligación moral de ayuda mutua, eso dice el diccionario y aunque los miembros de un grupo solidario pueden ser distintos y tener diferentes roles sociales, existe un vínculo que los une a pesar de esas diferencias.
En el nuevo tiempo de las mujeres que enfrentan retos nuevos, triples funciones, madre, esposa y profesionista la solidaridad del género es más que necesaria, sin embargo no suficiente, allí es donde entra el nuevo concepto que rebasa el anterior: SORORIDAD, más que ayuda mutua es la puesta en común de los recursos, el reconocimiento de la otra mujer como una hermana y el apoyo a sus causas.
La SORORIDAD empieza por no hablar mal una mujer de otra mujer, disfrutar de las amigas y estar allí para ellas y si algo preocupa, hablarlo, no dejar que se instale el rencor. Animar a las demás a seguir adelante, reconocer el mérito de sus ideas. La SORORIDAD es una actitud que nos hace más fuertes y es necesario construirla en estos nuevos caminos de las mujeres.