Editorial

PERSPECTIVA NORMA BUSTAMANTE

Por Redacción | lunes, 15 de enero de 2024

EMX-PERSPECTIVA NORMA BUSTAMANTE


En el ajetreo de la vida diaria hay cosas, asuntos y actividades que se van relegando poco a poco, a veces para siempre. Nos pasa a todos creo, pero sin duda, lo esencial para la vida siempre tendrá su espacio, como dormir o comer, siempre hay asuntos imprescindibles que no dejamos, y son tan individuales, tan nuestros, que los defendemos y lo protegemos, representan el espacio vital que cada quién necesita. 

Ese espacio vital lo encontré siempre en los libros, alguien dijo y concuerdo con ello, que sus ocupaciones más queridas son vivir y leer, vivir para relacionarme con la realidad y leer porque no hay otra manera de entender el mundo.

Mi pasión es leer novelas, este género que ahora ha alcanzado límites insospechados en los que cabe de todo, ficción, realidad, ensayo, poesía y ciencia. La historia de la novela es muy interesante porque siempre había sido considerada como una forma de esparcir ideas erróneas, era considerado un género bajo y despreciable y el novelista era una degeneración de la especie, así lo calificaban. Incluso Voltaire decía que las novelas “eran producciones de espíritu débiles que escriben con facilidad sobre cosas indignas de ser leídas por espíritus sólidos”

Escritores afamados del siglo diecinueve como el Duque de Rivas afirmaba que la novela “era la lectura más peligrosa y envenenada y el más seguro medio de corrupción y de trastornos.”

Hoy estas afirmaciones nos hacen sonreír, pero todo ese desprecio acechó y amenazó a la novela, incluso puede pensarse que estuvo casi por desaparecer, sin embargo ha demostrado una capacidad de supervivencia extraordinaria, tanto que ahora es un género aclamado y considerado el punto máximo de la literatura, aunque justo es decirlo, el novelista no corrió con la misma suerte, su reputación sigue siendo sospechosa.

Este género literario que de maldito se convirtió en favorito, se ha centrado en retratar la psicología de los personajes, en el hombre interior, eso ha sido una de las grandes aportaciones que este género le ha dado a la literatura, en la novela se explora el alma, el espíritu o lo que sea que va más allá de lo físico, más allá de lo externo, de la apariencia o de lo anecdótico, se introduce en la realidad íntima del ser humano.

Indudablemente que fueron los novelistas del siglo XX los que hicieron de la novela una forma superior de la literatura, Mario Vargas Llosa lo ha calificado como el más imperialista de todos los géneros literarios, porque utiliza todo y lo integra naturalmente, incluso la poesía, el diálogo teatral y el ensayo. Dicen los editores y desde luego los autores que son las mujeres las que más leen novelas. En ese punto no coincido. En mi larga experiencia como librera puedo afirmar que son los hombres quienes más las consumen.

Sin duda, leer novelas es un ejercicio de conocimiento, imágenes, fantasías, espacios, viajes, personajes. La novela nos abre la sensibilidad y la inteligencia, el mundo de lo imaginario, es decir, todo lo posible. Es una forma efectiva, inmediata de adentrarnos en otros tiempos, en otras conciencias y participar en múltiples vidas que nuestra limitada existencia no es capaz de vivir. 

Hay malas y mediocres novelas como las hay extraordinarias, pero finalmente todas abordan el gran tema: la vida, y quienes han sobrepasado sus límites y considerados los más grandes novelistas universales son los que sin contemplaciones nos muestran la visión de la condición humana y nos confirman con certeza que la inteligencia se nutre de los sentimientos.

Leer para vivir más intensamente, para alejarnos de lo trivial y del estruendo absurdo de una realidad que amenaza avasallarnos. Leer para limpiar el escenario y dignificar el alma, aunque hay quienes le piden poco a la vida para considerarse vivos y hay quienes tenemos mayores exigencias.
viveleyendo.normabustamante@gmail.com