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La libertad de religión es un derecho individual que debemos promover, si es que queremos que haya respeto mutuo, armonía y la protección de los demás derechos humanos.
Este derecho fundamental, que se manifiesta en la libertad de asociación religiosa y en la práctica colectiva de los ritos y ceremonias propios de cada religión, es reconocido en las leyes y tratados internacionales por salvaguardar la dignidad humana y la libertad de vivir las convicciones personales, libre de cualquier tipo de interferencias, sean estas religiosa, gubernamentales, mediáticas o de cualquier otra naturaleza.
Algunos grupos y religiones la promueven con un propósito que no es tan noble, buscando instalar en las escuelas la instrucción pública, sitios a los que asisten alumnos con diversas convicciones. La ley establece como alternativa para evitar enfrentamientos por causa de las creencias religiosas, la educación laica, un modelo de instrucción que se mantiene al margen de la influencia religiosa, dándole prioridad a la ciencia y el conocimiento, como se establece en el artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, fracciones I y II, que a la letra dice:
“Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa; El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios”.
Como se puede ver, el criterio orientador que establece la Carta Magna en lo relativo a la educación debe privilegiar la búsqueda del progreso científico y la lucha contra la ignorancia, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
Esto no fue así en los tiempos del México confesional, cuando en las escuelas públicas la prioridad era la enseñanza del dogma y los principios religiosos conforme a la doctrina católica, obligando a los niños a memorizar el catecismo.
Aunque se ha avanzado en la materia y se ha proscrito de las aulas la educación confesional, los enemigos de nuestras libertades trabajan para que vuelva la religión a las aulas, como se puede observar en aquellos países de mayoría musulmana que han incorporado la enseñanza del Islam en sus sistemas educativos.
Es claro que las instituciones públicas de los países que incorporan la educación religiosa en las escuelas estatales, están soslayando el peligro que esto supone para la convivencia de los niños y la paz social.
Lo que sucede en otras naciones nos debe servir para permanecer alertas ante las acciones de quienes quieren poner en riesgo el modelo educativo laico y anti dogmático plasmado en nuestra Carta Magna.