Editorial

Perspoectiva: Maquiavelo

Por Redacción | lunes, 13 de octubre de 2025

EMX-Perspoectiva: Maquiavelo

Por Norma Bustamante


Es común utilizar el término “maquiavélico” para describir una forma de pensar y actuar sustentada en intrigas morales y perversas. Se ha difundido tanto esa idea que la figura de Maquiavelo, filósofo político y escritor florentino, ha sido casi totalmente distorsionada casi calificándolo como un genio del mal. Esta idea sobre el personaje es una exageración. La obra fundamental de Maquiavelo es “El Príncipe”, la escribió en 1513 y se publicó en 1532.

“Cuando llega la noche, vuelvo a casa y entro a mi estudio, en el umbral me despojo de mis ropas de trabajo sudorosas y llenas de lodo y entro a las antiguas cortes de los antiguos y soy recibido por ellos. Allí me atrevo a hablarles y preguntarles los motivos de sus acciones y ellos me responden. Y entonces olvido al mundo.” Así describía Maquiavelo, sus horas de reflexión analizando los sucesos de la historia, del pasado y sus consecuencias.

“El Príncipe” fue escrito en una época muy difícil, Maquiavelo no tenía trabajo y ya no gozaba del favor del nuevo gobierno que había en Florencia.

Después de servir catorce años como alto funcionario de la república florentina se vio despojado de todo poder y responsabilidad, incluso fue encarcelado y torturado. Aún así, siguió interesado en la política y se dice que escribió “El Príncipe” dedicado a cualquier líder que quisiera tener éxito, quizás con la idea de ganarse la simpatía de los nuevos gobernantes de la ciudad.

“El Príncipe” circuló entre sus amigos y fue hasta después de su muerte que se publicó. Maquiavelo nunca volvió a acercarse al poder. Su obra se ha convertido en un clásico de la política “es mejor ser temido que amado” es una de sus frases que condujo al término “maquiavelismo”.

Maquiavelo explica que el amor es una lealtad temporal y puede corromperse o desecharse pero que el miedo al castigo asegura una lealtad permanente, que es lo que en realidad necesita el gobernante.

En su obra, advierte al Príncipe que no ejerza un castigo arbitrario o excesivamente cruel de tal manera que se granjee el odio público porque eso podría ser su ruina una vez que las partes sometidas tuvieran oportunidad de vengarse, ese punto de vista muestra la negativa de mantener absolutos morales, y la conciencia de los límites del poder y la cautela que se debe tener ante el poder exagerado.

En el mundo de Maquiavelo, los líderes en teoría pueden forjar sus propios destinos y tomar sus decisiones basándose en la estrategia, tácticas y objetivos, sin embargo eso no es verdad, los líderes deben enfrentarse a estructuras, sistemas, instituciones y por supuesto a adversarios y enemigos.

Los hombres (y las mujeres) hacen su propia historia, indudablemente pero bajo circunstancias ya existentes, dadas y trasmitidas por el pasado y ese es el desafío: ¿Qué pueden hacer los líderes individuales para hacer avanzar la historia y hasta qué punto son capaces de moldear la realidad en la que actúan?

La lectura de Maquiavelo nos lleva a otra pregunta ¿el líder hace la historia o la historia hace al líder? En estos tiempos en que los acontecimientos políticos mundiales no dejan de sorprendernos, es difícil contestar la interrogante, sobre todo cuando las figuras de los líderes actuales que controlan la economía y la paz o la guerra son personajes grotescos y contradictorios y el mundo se somete a sus decisiones.

Es mejor ser temido que amado, afirmó Maquiavelo y la verdad descarnada de este pensamiento se manifiesta con toda su crudeza y su actualidad.
Quinientos años después, la obra cumbre de Maquiavelo sigue vigente. De él aprendemos a pensar en la imperiosa necesidad de la investigación histórica para encontrar en el pasado las explicaciones de este presente, confuso e incierto.

viveleyendo.normabustamante@gmail.com


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