Editorial

Perspectiva: La comercialización de la cultura

Por Redacción | lunes, 24 de noviembre de 2025

EMX-Perspectiva: La comercialización de la cultura

Por Norma Bustamante


La palabra cultura es casi indefinible en su total y verdadero sentido pero la utilizaremos aquí para enfocar las cuatro disciplinas artísticas que la representan fundamentalmente: la danza, el teatro, la música y las artes plásticas y empecemos por preguntarnos ¿Qué justifica la intervención del Estado, con recursos públicos, en materia de arte y cultura?

A partir de allí, las respuestas son infinitas y en la mayoría se aprueba que el Estado debe y está obligado a apoyar las manifestaciones culturales en todos sentidos, incluso constituir estructuras que motiven el espíritu emprendedor de la creatividad ciudadana.

La legitimación del financiamiento público para el arte y la cultura genera otras interrogantes como ¿Con qué fin? y ¿Para quién debe darse esta participación? Este análisis que es la base de todo genera dos alternativas: si los bienes culturales son para el disfrute de la sociedad y se consideran bienes sociales, la participación del Estado está justificada, pero si estos “bienes culturales” se comercializan y pasan a ser objeto de mercantilización y negocio de compañías y promotores, esto ya no es una política pública cultural, pasa a ser una mercancía más y se vende de acuerdo a su valor en el mercado

En los últimos años, algunos representantes de artistas, se han quejado de las políticas públicas y regulaciones que se manejan en algunos estados o ciudades de la república mexicana. Arguyen que son excesivos los reglamentos y costos para sus presentaciones. Estas argumentaciones son apoyadas incluso por funcionarios de organismos culturales oficiales que parecen desconocer los reglamentos que se aplican para el espectáculo cultural distinto al espectáculo comercial que tiene un objetivo absoluto de utilidad económica.

Esto ha sido difícil de entender, tanto, que se acusa a los gobiernos de no apoyar la cultura, y de responsabilizarlos por la disminución de espectáculos y presentaciones.

Las políticas públicas sobre el arte y la cultura, tasan, subsidian y regulan el uso de los espacios y estos se clasifican de acuerdo a ciertas características que exigen sean analizadas de manera puntual. Además la comercialización de estos espectáculos no sólo se sustenta en la venta de las entradas sino en las autorizaciones para el consumo del alcohol dentro de los espacios, por lo tanto las exigencias en materia de seguridad aumentan y por ende los costos en las presentaciones.

No deben confundirse la conducción de los programas gubernamentales para la difusión de la cultura y las artes y todos los apoyos y recursos que para eso se destinen y el negocio de los espectáculos comercializados por empresas que están exigiendo apoyos similares, exenciones de impuestos y condiciones especiales.

El gasto que los gobiernos aplican a la cultura puede definirse como una inversión en capital social y capital humano. Los retos de los organismos culturales son enormes y trabajan en ello. Creo que el más grande es el de establecer un sistema de indicadores culturales que sea capaz de unir los diversos sectores y de conectarlos a los múltiples aspectos del desarrollo social.

La compleja realidad de la cultura exige estimular siempre la comunicación y el diálogo con las comunidades o entes culturales. La cultura es un sólido elemento en el desarrollo de los países indudablemente y como tal debe ser apoyada en la medida de los presupuestos asignados a los gobiernos. La preservación de los valores culturales es prioritaria y debe ser protegida de los intereses comerciales que confunden y distorsionan la realidad.
viveleyendo.normabustamante@gmail.com


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