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La visión de lo invisible | La revolución silenciosa: cómo el envejecimiento poblacional está cambiando el paradigma
Por Redacción | viernes, 31 de octubre de 2025
El sabio nunca dice todo lo que piensa, pero piensa todo lo que dice. Aristóteles.
Por José Rogelio Brambila Suárez
En las calles de Ensenada —y en muchas otras ciudades de México— sucede algo que no necesariamente llama la atención en apariencia, pero que tiene implicaciones profundas para nuestra vida colectiva: el crecimiento constante de la población de más de 60 años. No se trata únicamente de un aumento demográfico: es una transformación que está redefiniendo roles, expectativas y la forma de organizarnos como sociedad. Es una revolución silenciosa que merece visibilidad.
El cambio de escenario
Para ponerlo en contexto: según datos recientes, en México la proporción de personas de 60 años o más ha crecido de manera acelerada (AARP Internacional). Estudios señalan que la población de 65 años o más crecerá de 8.2 millones en 2015 a más de 30 millones hacia 2050. (AARP Internacional) Lo que parecía un horizonte lejano ya está aquí. Esa llegada masiva de adultos mayores en cualquier ciudad significa que estamos ante nuevas expectativas: ya no solo “envejecer”, sino hacerlo de modos activos, participativos, con roles transformados.
Nuevo paradigma: de dependencia a protagonismo
Históricamente, la vejez ha sido entendida como un periodo de retiro, de dependencia y de menor participación. Pero la revolución silenciosa está invirtiendo ese paradigma. Quienes tienen más de 60 años hoy quieren —y pueden— asumir papeles distintos: como emprendedores, voluntarios, abuelos activos, cuidadores, transmisores de memoria, participantes en la economía local.
Por ejemplo, en Ensenada encontramos adultos mayores que han iniciado actividades formales o informales, que apoyan en emprendimientos familiares, que participan en proyectos comunitarios. Esa visibilidad no siempre está recogida en los titulares, pero es real.
Cuando la mayoría de los mayores ya no aceptan simplemente “esperar una pensión” sino que buscan continuar contribuyendo, cambia el significado del envejecimiento. No se trata solo de vivir más años, sino de vivirlos con dignidad, presencia y participación.
Oportunidades y desafíos para lo local
En Ensenada, esa transformación trae consigo dos caras: oportunidades y retos. Por un lado, una población mayor activa representa un capital humano que puede fortalecer la comunidad: experiencia, sabiduría, tiempo libre para voluntariados, transmisión de saberes, nichos de mercado orientados al “envejecimiento activo”.
Por otro lado, los desafíos son tangibles: infraestructura urbana que aún no está preparada (transporte, banqueta, accesibilidad), servicios de salud que deben ajustarse a una población mayor, pensiones que quizá no cubren las expectativas, empleo que todavía discrimina por edad.
El envejecimiento poblacional exige que la ciudad —sus políticas, sus servicios, su diseño urbano— se adapte. Pero también exige un cambio cultural: ver al adulto mayor no como carga, sino como actor clave. En este sentido, la revolución silenciosa está pidiendo que nuestra mirada social se transforme: que la planificación urbana, la economía local y la vida comunitaria incorporen seriamente a quienes tienen más de 60 años.
Expectativas hacia el futuro
¿Qué podemos esperar de aquí a 10, 20 o 30 años? Si esta tendencia se consolida, Ensenada podría convertirse en una ciudad modelo de envejecimiento activo: espacios públicos accesibles, programas integrados para mayores, empleo y emprendimiento para personas mayores, modelos intergeneracionales de convivencia, turismo de “vida madura”.
Pero también podría enfrentar crisis si no se adapta: pensiones insuficientes, servicios de salud saturados, viviendas inadecuadas, aislamiento social mayor. La revolución silenciosa no se limita a pasar los años; se trata de cómo los vivimos, cómo los organizamos como sociedad.
La invitación implícita para el lector es: ¿estamos preparados? Y más importante, ¿estamos dispuestos a participar en este cambio? ¿Cómo podemos, como comunidad, aprovechar esta era del envejecimiento para que no sea una carga sino una ventaja, no un problema sino una oportunidad?
Reflexión
La visión de lo invisible hoy nos lleva a mirar lo que ya está sucediendo bajo la superficie: una sociedad que envejece y que, con ello, se redefine. Esa revolución silenciosa ya está ahí, aunque no siempre se la admire. Es el momento de darle protagonismo, de cambiar la narrativa y de diseñar el futuro con quienes han vivido mucho, pero que aún tienen mucho por aportar.
Porque al final, reconocer el valor de la población mayor no es solo hacer justicia social: es asegurar que nuestras ciudades, comunidades y familias cuenten con el bienestar en todas sus generaciones para escribir juntos lo que está por venir.