Noticias de Tijuana. El Gran Diario Regional en línea, presentando noticias en tiempo real con información de Tijuana, Mexicali, Ensenada, Rosarito, Tecate, Baja California, México y el mundo
En Tendencia: Jaime Bonilla, AMLO, Marina Del Pilar, Policiaca Tijuana, Garita Tijuana, UABC, Pandemia, COVID, Xolos, Toros
Hilario Ochoa: el reportero veracruzano que encontró en Tijuana su hogar y su historia
Por Ana Lilia Ramírez | miércoles, 22 de octubre de 2025
Llegó a Tijuana el 2 de noviembre de 1988 con una bendición, una maleta y la voluntad de contar historias. Casi 38 años después, Hilario Ochoa Movis sigue siendo testigo y narrador del crecimiento de la frontera a través de las páginas de El Mexicano
TIJUANA.- Con sólo 26 años de edad, una maleta con poca ropa y el corazón lleno de ilusiones, Hilario Ochoa Movis dejó su natal Veracruz para “probar suerte” en la frontera. Era 2 de noviembre de 1988 cuando arribó a Tijuana luego de que sus padres lo despidieron con una bendición y un encargo: no olvidar de dónde venía. Tres días después, ya caminaba por las calles de esta ciudad como reportero de El Mexicano.
“Tijuana no tenía agua en muchas colonias, solo el 40% de la ciudad estaba abastecida; Tampoco había luz en varios sectores. Yo llegué y me mandaron a cubrir esas historias; la gente recurría al periódico porque era la voz de los que no tenían voz”, recuerda Hilario, hoy jefe de Información del Gran Diario de la Vida Regional.
Para 1988, Hilario era un joven recién egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana. Tenía un año trabajando como reportero en el diario del Istmo de Coatzacoalcos, Veracruz, por lo que pidió un permiso laboral, pues la oferta en Tijuana era incierta. Con la bendición de sus padres tomó un camión rumbo al norte.
“Me dieron la bendición mis papás, me dijeron ‘que Dios te acompañe’. Llegué aquí un sábado 2 de noviembre de 1988 y el lunes me dijeron: vete a trabajar. Me tocó cubrir cuando apenas el Mariano Matamoros se estaba desarrollando”, recuerda.
En ese entonces, en Baja California apenas estaba en proceso la carrera de comunicación. Por iniciativa de don Eligio Valencia Roque, director de El Mexicano, se trajeron a jóvenes veracruzanos recién egresados de la carrera de Comunicación. Hilario formó parte del segundo grupo: seis muchachos que no solo llegaron a trabajar, sino a sembrar los primeros pasos del periodismo profesional en el Estado. Entre ellos estaban Alberto Sarmiento, Rosalba Román, Virginia Fernández Calles, Sergio Anzures Ochoa y René Sánchez Delfín.
“Le pedí a mi jefe en Veracruz tres meses de permiso. Si no funcionaba, regresaba… y mira, ya pasaron casi 38 años”, dice con una sonrisa nostálgica.
El periodismo de los años ochenta en Tijuana era también una forma de activismo. Las notas sobre falta de agua, electricidad o pavimento presionaban a las autoridades. “La gente nos agradecía porque, gracias a lo que publicábamos, les llegaba el agua o les pavimentaban la calle. El periódico era un puente con el gobierno y con la gente”.
No todo era ciudad. Hilario recuerda su primer viaje a la comunidad indígena kumiai, en San José de la Zorra, cuando le respondieron que el jefe de la comunidad “se había ido a cazar y regresaba por la tarde”. Eran tiempos en los que el reportero caminaba, preguntaba y escribía con pluma y libreta.
Hoy, con teléfonos inteligentes, redes sociales y noticias en segundos, el oficio ha cambiado, pero no su esencia, dice. “Antes éramos de pluma y lápiz, ahora todo es inmediato. El Mexicano tuvo que adaptarse, pero sigue en pie. El impreso todavía vive porque hay gente que quiere sentir el periódico en sus manos”.
El Mexicano, el Gran Diario Regional, cumple este día 66 años de historia, e Hilario —con casi 38 de ellos entre sus páginas— lo resume así: “Este periódico ha sido mi casa, mi escuela y mi vida. Vine a probar suerte… y aquí me quedé”.