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Originario de la alcaldía Coyoacán, en la Ciudad de México, Paolo emprendió solo la travesía hacia la cima sin equipo especializado ni ropa térmica. En un video difundido por el propio menor días antes de perder contacto, advertía que no tenía bolsa para dormir, estaba desorientado y enfrentaba temperaturas de hasta -2 °C, sin posibilidad de llegar a un refugio cercano.

Equipos de emergencia de diferentes estados —incluyendo elementos de Socorro Alpino, Protección Civil, Marina y unidades caninas— participaron en la intensa búsqueda por la zona alta del volcán. Finalmente, su cuerpo fue hallado en una pendiente con señales de exposición prolongada al frío.

Las autoridades indicaron que la causa probable del fallecimiento fue hipotermia, descartando indicios de violencia. El caso ha provocado conmoción nacional y reavivado el debate sobre la necesidad de regular con mayor rigor el acceso a zonas de alta montaña, especialmente para menores de edad sin supervisión.

Organizaciones de montañismo hicieron un llamado a la conciencia y a la preparación adecuada para cualquier ascenso, recordando que la montaña no perdona errores ni improvisaciones.

El lamentable caso de Paolo Sánchez se suma a las trágicas lecciones que deja la imprudencia frente a la naturaleza. Su historia ha conmovido al país entero y deja un claro mensaje sobre la importancia de la prevención y la responsabilidad.